El ciberbullying creció un 33% durante la cuarentena

Así lo revela un informe de la ONG Bullying Sin Fronteras, y se manifiesta mayormente en los chicos de entre 6 y 12 años. Aconsejan a padres «estar atentos a algunas señales de alerta».


El ciberbullying creció un 33 por ciento desde que comenzó la cuarentena por la pandemia del coronavirus, por lo que psicólogos sostuvieron que esto se debe a que los propios acosadores están sufriendo «algún tipo de violencia» desde la intimidad de sus casas.

El dato fue dado a conocer por la ONG «Bullying Sin Fronteras», la cual precisó que este crecimiento en los casos de acoso electrónico se acentuó aún más en los chicos de entre 6 y 12 años, quienes son un «sector muy vulnerable».

«La forma más habitual de agresión online es el envío de mensajes desagradables, lo que ha vuelto a poner a las nuevas tecnologías en el punto de mira, sobre todo durante esta cuarentena en la que los niños y adolescentes están pasando más tiempo frente a las pantallas de su PC, telefónos inteligentes y tablets», precisó el informe.

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Al respecto, el relevamiento destacó que los padres son «fundamentales a la hora de parar el acoso» y que deben «estar atentos a algunas señales de alerta» como «continuos dolores de cabeza o de estómago; tristeza, retraimiento y silencios prolongados; alteraciones del sueño e irritabilidad; y casos en los que los jóvenes están muy pendientes de lo que ocurre en el espacio digital».

Para la psicóloga Débora Blanca (MN 23548), este crecimiento en los casos de ciberbullying son parte de «cómo se está viviendo el encierro, aunque antes del aislamiento esas personas ya eran acosadores probablemente, porque no cualquiera lo hace». «Puede pasar que ya acosaban previamente a la cuarentena o si no lo hacían antes ya estaba la semilla dentro y ahora lo hacen de forma virtual», precisó.

En diálogo con Diario Popular, Blanca afirmó que es muy probable que los acosadores estén siendo acosados en simultáneo y «no necesariamente por sus pares, pero puede ser por parte de otras figuras como sus padres», es decir que «algún tipo de violencia deben estar sufriendo».

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«Estos chicos crecen dentro de una casa con una familia, entonces los padres, maestros, directores de las instituciones y hasta los propios políticos que nos representan tenemos que hacernos responsables de cuando hay ciertos padecimientos en los chicos y se ponen violentos y acosan, porque de algún lado lo sacan, nadie nace así, ya sea porque los padres miran para el costado y son indiferentes a lo que les sucede; y por un montón de situaciones que, quizás, los chicos sufren y no las cuentan», explayó.

Por otro lado, Javier Miglino, fundador de la citada ONG, explicó que «sufrir acoso escolar y cibernético es una situación de sufrimiento, desasosiego, y angustia», en tanto que indicó que «como los niños y los adolescentes tienen sus propios códigos de comportamiento, no siempre resulta sencillo enterarse de la situación de hostigamiento, lo que en general hace que, cuando los padres toman nota de la situación, la víctima ya ha padecido un auténtico calvario».

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«Para poder detectar a tiempo este tipo de conductas es fundamental que los padres generen confianza o complicidad con la vida digital de sus hijos. Es fundamental conocer cómo se manejan las redes sociales de Twitter, Facebook, Whatsapp, Instagram y YouTube, porque de esa manera los chicos podrán mostrar de inmediato a sus padres que están padeciendo y éstos podrán denunciar la situación a las autoridades policiales y judiciales del lugar e incluso comunicarse con Bullying Sin Fronteras», añadió.

Bajo esta línea, Miglino concluyó: «Los padres deben saber que los más jóvenes tienen derecho a su privacidad, y si ellos intuyen o descubren que los están vigilando, se perderá una oportunidad de oro para cuidarlos. Con los más pequeños es importante estar presentes en su primera experiencia online, por ejemplo, jugando con ellos. Así, les podremos enseñar cómo manejar de forma correcta la red y sentar esas bases de confianza».