Drunkorexia: adolescentes en peligro*

La drunkorexia, es una de las patologías observadas cada vez más en adolescentes. Consiste en no comer alimentos para poder beber alcohol, y así compensar las calorías que aporta el alcohol al beberlo.

Estas personas están obsesionadas por su cuerpo, imagen y el no subir de peso. Están conscientes que las bebidas alcohólicas son hiper calóricas, por prefieren no comer en lugar de dejar de beber.

Existen dos factores fundamentales presentes en esta patología: por un lado, la búsqueda de la aceptación por parte de su grupo de pertenencia (sus pares, amistades, etc.), y por el otro, las exigencias de sus grupos de referencia (grupos sociales). ¿Qué tipo de exigencias? Ser eternamente jóvenes, hermosos, exitosos, «cool», gozar al limite de la vida (aquellos buscadores de emociones)

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La prestigiosa fundación Renfrew Center, de Estados Unidos, estimó que alrededor del 30% de las jóvenes de entre 18 y 24 años de edad que pretenden ir a una fiesta donde consumirán alcohol, decide no comer o cenar para disminuir el aporte de calorías.

Esta patología se distingue de la anorexia, donde las mujeres evitan el alcohol pues están obsesionadas con reducir al máximo las calorías que ingieren. En la ebriorexia, en cambio, la persona no está dispuesta a dejar de beber pero tampoco aceptar que las calorías de la bebida la hagan aumentar de peso.

El palabra Drunkorexia no está registrada como término médico, es el nombre vulgar que se le da al comportamiento que lleva a una persona a reducir el consumo de alimentos para compensar las calorías que aportan las bebidas alcohólicas que consume.

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Hoy los padres deben estar alerta no sólo al consumo de alcohol de los jóvenes, sino a las conductas en general de sus hijos. Hay que priorizar la comunicación afectiva, brindarle a los chicos espacios de diálogo, buscar el encuentro, fomentar las conductas sanas, no permitir la autoexigencia desmedida, construir la autoestima de los hijos priorizando el contenido ante la forma sin descuidar los aspectos saludables. No monetarizando el afecto ni enviando dobles discursos como “haz lo que digo y no lo que hago”.

La sociedad somos todos nosotros. No podemos culpar solo a los medios de comunicación por el mensaje que brindan a los adolescentes. Los medios solamente reflejan lo que somos como sociedad, ellos no tienen la culpa de los hijos de esta generación o de ninguna otra. El Hombre Light o La Cultura Barbie no son más que un efecto causado por la falta de diálogo familiar, las pérdidas de valores, que se hacen visibles, por ejemplo, en la Ebriorexia.

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*Por el Lic. Marcelo Bregua, coordinador general de ALUBA, (www.aluba.org.ar).