Vuelo confortable: consejos para mantenerse saludable

Viajar es siempre un placer. Sin importar si lo haces en clase turista, económica, negocios o primera clase tomar ciertos recaudos para vuelos mayores a tres años puede ser beneficioso para tu organismo.

Un contexto diferente: los efectos de la altitud

Estar a miles de pies de altura, genera condiciones físicas diferentes a las que estamos habituados en tierra.  Se generan cambios mínimos en la presión barométrica y de oxígeno, el ruido, la temperatura, las vibraciones, la posibilidad de turbulencias, la humedad y el espacio disponible. Es normal que sientas los oídos tapados durante el ascenso y el descenso debido al cambio brusco de altitud. Siempre es recomendable que lleves gomas de mascar ya que la boca y el oído se encuentran conectados para equilibrar las presiones internas. Otra opción es que tapes tus fosas nasales y soples sin sacar el aire.

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Durante el vuelo es habitual que te eleves a una altura equivalente respecto a tierra, a efectos de presión, entre 1500 y 2500 metros. De esta manera se genera una pequeña reducción en la presión barométrica y en la presión parcial de oxígeno. Al disminuir la presión, el gas intestinal se expande y puede sentir algunas molestias, ruidos extraños y ganas de ir al baño. Evita ingerir comidas demasiado pesadas unas horas antes del viaje, al igual que la ingesta de café y bebidas irritativas del sistema digestivo.

El enemigo más temido: Jet Lag

Los cambios en los ritmos circadianos que regulan nuestro sueño, pueden verse alterados cuando nuestro reloj interno no coincide con el externo. Durante el vuelo vas a pasar por diferentes lugares y la diferencia horaria generará una alteración en tu rutina de sueño. Cansancio y somnolencia son habituales en vuelos de larga duración y no hay mucho por hacer en el viaje. Apenas llegues a destino trata de acomodarte lo más rápido posible al horario de tu nuevo país.

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Moverse es salud

Nada peor para la columna que permanecer demasiado tiempo estático en el asiento del avión. Inclina suavemente la cabeza hacia un lado durante tres segundos y saca todo el aire de los pulmones. Vuelve a la posición inicial y repite el mismo movimiento hacia el otro lado. Repítelo tres veces.

Estira los brazos hacia arriba e introduce aire en los pulmones. Mantén la posición durante tres segundos. Coloca los brazos detrás de la cabeza y echa fuera el aire. Repítelo tres veces.

Juntando bien los dedos del pie y apoyándote sobre ellos en el suelo eleva el talón y permanece en esta posición durante tres segundos. Acto seguido apoya el talón en el suelo, abre los dedos del pie y elévalo. Repítelo tres veces.

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Siempre que puedas, aprovecha para caminar en el avión bajo la excusa de ir al baño, o buscar algo en tu valija. Recompone la posición de bipedestación y activa tu aparato muscular.