Corrientes y la riqueza de sus especies

Parque Nacional Mburucuyá
Con una superficie de 17.660 hectáreas, el excelente estado de sus características naturales, representativas de los ambientes del noroeste correntino, convierten al Mburucuyá en un importante refugio para la flora y la fauna nativas.

Ocupados originariamente por los guaraníes que cultivaban maíz, calabaza y mandioca, entre otros vegetales, estos territorios, a partir del siglo XIX, se dedicaron a la ganadería, la agricultura y la explotación forestal. Sin embargo, los establecimientos de Pedersen practicaron una actividad ganadera de baja intensidad, cultivos escasos y no modificaron los bosques nativos. De esta manera, Pedersen mantuvo casi intactos los ambientes naturales, donde tampoco se permitía la caza de animales silvestres. Y no sólo los protegió sino que también se dedicó a estudiarlos, concluyendo sus investigaciones en un inventario florístico de 13.000 especies, algunas de ellas nuevas para la ciencia.

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Su alta biodiversidad se debe a la confluencia de tres regiones: la chaqueña, el espinal y la selva paranaense.

En las partes altas, al norte, se encuentra un mosaico de densos bosques, palmares, pastizales inundables y pajonales que bordean los esteros, todos componentes del Chaco oriental. El quebracho colorado chaqueño y el blanco, junto al urunday y al viraró, son las especies que distinguen a estos bosques. En cambio, en las zonas más bajas predominan los algarrobos, acompañados de talas y palmeras de caranday.

La variedad de los ambientes acuáticos se expresa en los esteros, bañados y los típicos embalsados, que cubren tanto los pequeños riachos y lagunas como los extensos Esteros de Santa Lucía.

Extendidas por toda la zona central, las lagunas de forma circular están inmersas en bosques húmedos. Propias de la selva paranaense y dispersas en un paisaje abierto, conforman isletas de monte o mogotes. En ellas crecen árboles típicos como el alecrín, la palmera pindó y la caña tacuaruzú. Antes de la primavera, los mogotes se colorean con el rosado de los lapachos en flor y a fines del verano, los timbós muestran sus renegridos frutos en forma de oreja, que contrastan con el verde resplandeciente del laurel.

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La región del espinal mesopotámico está formada por bosques xerófilos, bajos y espinosos, palmeras de yatay, estepas de gramíneas y pajonales.

Parque Cruz de Los Milagros
Una mañana espléndida, la diafanidad del cielo y el cálido clima hizo que una vez más nos dirigiéramos hacia su costa, regada por las silenciosas y cautivantes aguas del río Paraná, que, por estar poblado de una rica y variada fauna ictícola, hace del lugar un sitio ideal para las personas que desean practicar una entretenida pesca deportiva.

Bella Vista, fundada en 1825 por el Brigadier Gral. Pedro Ferré, se encuentra flanqueada por soberbias barrancas, amarillos arenales, y esteros y bañados poblados de aves.

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Los verdes naranjos de la zona le valieron para que durante el mes de noviembre se realice la Fiesta Nacional de la Naranja, convocando a personas de todos los rincones del país.
Desde la costa podés observar una gigantesca cruz color blanca, que cautivó nuestra atención y nos atrajo hacia ella.

El parque posee una playa de estacionamiento, juegos para niños, sanitarios completos, agua caliente, luz eléctrica, unos locales que funcionan como proveedurías, exuberantes sombras y un área de camping con quinchos y parrillas, ideal para saborear ricos asados o pescados fritos. Sobre la costa, hermosas barrancas torneadas por el viento dibujan vistosas esculturas naturales.