El misterioso origen de Cien años de soledad

El relato que dio el autor colombiano sobre el origen de su novela más conocida es bastante misterioso e increíble. Es bien sabido que le gustaba jugar como un mago a ocultar y revelar sus trucos; y supo hacerlo tan bien que aun al día de hoy no podemos determinar cuánto es inventado y cuánto realmente sucedió. En su artículo La novela detrás de la novela, que fue publicado en la revista Cambio, cuenta que:

«De pronto, a principios de 1965, iba con Mercedes y mis dos hijos para un fin de semana en Acapulco, cuando me sentí fulminado por un cataclismo del alma tan inmenso y desgarrador que apenas sí logré eludir una vaca que se atravesó en la carretera. […]

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»No tuve un minuto de sosiego en la playa. El martes, cuando regresamos a México, me senté a la máquina para escribir una frase inicial que no podía soportar dentro de mí: “Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo”. Desde ese día no me interrumpí un solo día, en una especie de sueño demoledor, hasta la línea final en que a Macondo se lo llevó el carajo».

En una entrevista  con su amigo Plinio Apuleyo Mendoza que fue publicada en el libro El olor de la guayaba, Gabriel Garcia Marquez da otra perspectiva —si bien bastante similar, aunque algo cambiada— del mismo hecho:

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«[…] Un día, yendo para Acapulco con Mercedes y los niños, tuve una revelación: debía contar la historia como mi abuela me contaba las suyas, partiendo de aquella tarde en que el niño es llevado por su padre para conocer el hielo.

Una historia lineal.

—Una historia lineal donde con toda la inocencia lo extraordinario entrara en lo cotidiano.

—¿Es cierto que diste media vuelta en la carretera y pusiste a escribirla?

—Es cierto, nunca llegué a Acapulco».

Sea cual fuere la verdad, sin dudas le ocurrió algo fantástico, tal vez incluso mágico, cuando escribió el inicio de su excelente novela, Cien años de soledad. Lo único que podríamos afirmar es que en ese viaje de vacaciones a Acapulco en familia, surgió una idea que llegaría a crecer hasta convertirse en un complejo universo construido con palabras. Desde su publicación en 1967, este gran comienzo —considerado uno de los mejores en la literatura de todos los tiempos— no ha dejado de sumar lectores que saben apreciar la vasta imaginación de García Márquez y se atreven a adentrarse en el maravilloso pueblo de Macondo.