La pizza del fin del mundo: la historia de Zorro Viejo, la pizzería más austral

PUERTO ALMANZA, Tierra del Fuego – Enclavada sobre la ladera de una montaña, frente al helado y melancólico Canal Beagle, se alza “Zorro Viejo”, la pizzería más austral del mundo. El emprendimiento es obra de Hugo Peralta, un “buscavidas” nacido en La Matanza que encontró su destino en Puerto Almanza, un diminuto poblado de apenas 50 habitantes, a 75 kilómetros de Ushuaia.

Peralta llegó a Tierra del Fuego en 1989, y desde 1998 vive en Almanza, un rincón remoto donde la tierra es roca pura y el mar ofrece sus tesoros: centolla, vieiras, mejillones y merluza negra. En ese entorno rústico, donde las casas se aferran a la última línea de tierra antes del océano, surgió una idea: llevar la pizza a la gastronomía marina.

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Así nació la “pizza tricolor”, una creación gourmet y original que se hizo viral. Lleva callos de vieiras, merluza negra y centolla, en una paleta de sabores que rinde homenaje a las aguas del Atlántico Sur. “Es una poesía de sabores”, dice Peralta. La receta está patentada y es el plato insignia del restaurante.

El origen de la pizzería fue tan espontáneo como épico. Peralta, que entonces solo cultivaba mejillones y vendía leña, improvisó su primer plato cuando una familia de turistas se cansó del cordero y le pidió “algo distinto”. Les cocinó una pizza con lo que tenía. Desde entonces, todo cambió. Las reservas comenzaron a llegar. En dos semanas, sin experiencia previa en gastronomía, montó su pizzería. Hoy, “Zorro Viejo” recibe visitantes de toda la Argentina y del mundo.

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Un pueblo en el fin del mundo

Puerto Almanza es mucho más que el escenario de esta historia. Nació como asentamiento en 1967, cuando la Prefectura Naval estableció presencia permanente. Frente a la isla Navarino, en territorio chileno, y a tan solo 3 kilómetros de Puerto Williams, el pueblo fue testigo de tensiones históricas por la soberanía austral.

Aquí también vive Sergio Corbo, uruguayo que llegó hace tres décadas y fue pionero en la gastronomía local. Fundó “La Sirena y el Capitán”, el primer restaurante del lugar, y fue quien enseñó a Peralta a cultivar mejillones. “Nuestros mejillones tienen más del doble de carne que los gallegos”, asegura con orgullo.

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El Zorro que amasa sueños

“Zorro Viejo” abre todo el año, de jueves a domingo. Además de las pizzas, Peralta ofrece empanadas marinas: de róbalo, trucha, salmón salvaje y mejillones. En su salón, cálido y con vista al canal, el aroma del horno convive con el silencio gélido del fin del mundo.

“Vivir acá es un paraíso helado”, dice Peralta, que no imagina su vida lejos de este rincón. Donde el sol a veces desaparece durante meses, y donde cada amanecer es un acto de resiliencia y belleza.