El encarecimiento del financiamiento comienza a reflejarse con fuerza en los niveles de mora de los consumidores argentinos. Según los últimos registros, los atrasos en el pago de tarjetas de crédito superan el 4 %, mientras que en préstamos personales la morosidad roza el 6 %, duplicando las cifras de un año atrás.
Las elevadas tasas nominales anuales, que en muchos casos se ubican por encima del 80 %, y un Costo Financiero Total que supera el 100 % al sumar impuestos y cargos, empujan a miles de familias a no poder afrontar sus compromisos.
Especialistas advierten que la tendencia seguirá en alza en lo que resta del año, debido a la política de mantener tasas altas como herramienta de control cambiario. De esta manera, el crédito, lejos de ser un alivio, se convierte en una carga creciente que amenaza la estabilidad de numerosos hogares.