En qué consiste el peritaje psicológico a un abusador?

Si queremos prevenir algo tan aberrante como el abuso sexual es importante tomar conciencia que no existe un delincuente sexual «típico».

Las personas capaces de abusar sexualmente de los niños son padres, madres, padrastros, abuelos, tíos, tías, primos o vecinos.

Son niñeras, líderes religiosos, maestros, profesores o entrenadores.

Vienen de todas las clases sociales, viven en todos los barrios y poseen diversos antecedentes culturales o religiosos.

Pueden ser heterosexuales u homosexuales.

Incluso, aunque la mayoría de abusadores son hombres, también existen mujeres que cometen estos delitos.

Además, los perversos  que abusan de los niños suelen tener una personalidad “normal” a los ojos de cualquiera, poseen familia, hijos, pueden tener relaciones sexuales adultas y no tener un interés sexual único en los niños.

Los estereotipos mediáticos de «depredadores» o «monstruos» en realidad pueden dificultar que reconozcamos conductas inapropiadas en aquellas personas que conocemos esperando que solo se trate de actos “espantosos”.

Si se cree que existe un prototipo de abusador a todas luces “monstruoso”, “desviado” o clínicamente “enfermo” lo único que conseguiremos será dificultar que las personas puedan reconocer cuando estos delincuentes se estén comportando de manera “simple” pero inapropiada con un niño.

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Además, existe el agravante que la mayoría de los delitos sexuales son “intrafamiliares” o cometidos por alguien que la víctima conoce, ya sea un miembro de la familia, amigo, pareja íntima o conocido, con lo cual, no hay que dejarse engañar por la supuesta seguridad de la intimidad, dado que es justo allí, en lo cotidiano y lo cercano, donde se esconden los delincuentes y despliegan su perversión.

En síntesis, no puede haber atajos para el desafiante trabajo de evaluar a los delincuentes.

Lamentablemente ninguna persona, ni aun el mayor experto en psicología forense puede distinguir a un delincuente sexual en una multitud, quien diga lo contrario miente!

Se requieren gran experiencia y una pericia psicológica muy exhaustiva para poder determinar que una personalidad es compatible con un perfil psicológico de riesgo.

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Además, en pos de simplificar, muchos términos psicológicos que se utilizan en los medios de comunicación para describir a las personas que abusan sexualmente de niños, como «desviado sexual” o «depredador», a menudo se usan de manera incorrecta según su definición clínica o legal.

Incluso quienes tenemos dedicación exclusiva en psicología judicial y pericial necesitamos mucho tiempo y oficio para evaluar psicológicamente a una persona, máxime si es una situación procesal en la que un hombre o una mujer ve peligrar su libertad.

No en vano los peritos forenses utilizamos pericias psicológicas, protocolos de entrevistas forenses, test de personalidad y análisis de la credibilidad de los testimonios en cámara gesell para realizar un dictamen pericial sobre la posible psicopatía o la probabilidad de que un sujeto condenado pueda reincidir.

Si bien un perito psicologo de parte, cuenta con mucho tiempo, dado que es un profesional de la salud mental que puede evaluar a un acusado a petición de su propio abogado o de la familia, no sucede lo mismo con el perito oficial (quien realiza las pericias judiciales por orden de la fiscalía o el juzgado). Este perito psicologo de oficio trabaja para la justicia y sólo puede reunirse con el acusado una o dos veces, pasar algunas horas y luego emitir un informe pericial.

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Más allá de esas diferencias entre los tipos de peritos, en ambos casos, arribar a una conclusión certera es tremendamente complicado, mucho más para quien no tenga experiencia en psicología forense.

Por ello, ahora que se está examinando de cerca el sistema de justicia penal y se están proponiendo reformas, es hora de prestar mucha atención al tema de las pericias psicológicas y no simplificar el estudio sobre la personalidad de los acusados.

La salud mental de muchos inocentes depende de ello.

Lic Adrián Frachia