La Ruta Nacional N.º 3, que conecta Río Grande con Ushuaia, atraviesa un preocupante estado de deterioro. A lo largo del recorrido, el pavimento presenta numerosos baches, grietas y roturas que complican la circulación y aumentan el riesgo de accidentes, especialmente durante la noche o en condiciones climáticas adversas.
Conductores, transportistas y vecinos denuncian que la situación refleja años de abandono y falta de inversión en obra pública. A pesar de ser uno de los corredores más transitados de la provincia, los sectores más dañados no cuentan con mantenimiento regular ni señalización adecuada, dejando a quienes transitan expuestos a peligros evitables.
“La ruta está en pésimas condiciones y cada viaje se vuelve una apuesta”, señala un vecino de Ushuaia que recorre el tramo diariamente. Desde distintos sectores se exige a las autoridades que se destinen recursos urgentes para reparar y mantener el camino, ya que la falta de acción pone en jaque la seguridad vial y afecta directamente la conectividad.
El estado de la Ruta 3 no solo representa un riesgo para los automovilistas, sino también un reflejo del déficit histórico en inversiones de infraestructura, que repercute en el transporte, el turismo y la economía local. Sin intervenciones concretas, la situación podría agravarse aún más, prolongando el deterioro de uno de los ejes fundamentales de Tierra del Fuego.
