“La vida no me da tiempo para sentirme viejo”

Es la presentación número 47 de Sanz en el Auditorio con capacidad para diez mil personas, ubicado a tan solo unos cuantos pasos de los Bosques de Chapultepec, donde se inmortalizó su imagen sosteniendo un vaso en la mitad de su cara, a propósito de uno de sus más recordados videoclips.

En la previa de sus shows en la Argentina, el domingo en el Metropolitano de Rosario, el 1 de marzo en el Orfeo de Córdoba, y el 3 y 5 en GEBA, Alejandro se lamenta en el saludo inicial: “Antes de venir para acá pillé un catarro que me dañó el oído”.

Un sincericidio que rato después, desde el escenario, repetirá en un tono más poético: “Me quedé sin voz pero el corazón lo tengo intacto”, a lo que sus fanáticas mexicanas, un tanto más calmas que las argentinas, lo alentarán con un “sí se puede”.

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© Clarín

(Foto gentileza Fenix)