Desarrolladores de videojuegos en Latam: lidiando con obstáculos y buscando reconocimiento global

Latinoamérica es una región con un gran potencial para el desarrollo de videojuegos, tanto por el tamaño de su mercado como por el talento de sus creadores. Sin embargo, también enfrenta una serie de retos que limitan su crecimiento y competitividad a nivel global. Sobre todo, porque, en algunos países, esta técnica no estaba considerada como una verdadera profesión, a pesar de sí serlo. Hoy, sin embargo, las competencias de estos profesionales son reconocidas y muy solicitadas, porque forman parte de un mercado en crecimiento.

Por esto y más es que es interesante analizar los principales desafíos y oportunidades que tiene el sector de los videojuegos en Latinoamérica.

Según un informe de Statista, los ingresos del mercado de videojuegos en América Latina alcanzaron los 7.600 millones de dólares en 2022, lo que representa un aumento del 10,1% respecto al año anterior. Se espera que esta cifra crezca a 8.500 millones de dólares en 2023, con una tasa de crecimiento anual compuesta (CAGR) del 9,6% entre 2022 y 2026.

Los países con mayores ingresos en el sector de videojuegos en Latam son Brasil, México y Chile, con 2.300 millones, 1.700 millones y 650 millones de dólares respectivamente en 2022. Estos tres países también lideran el ranking de usuarios de videojuegos en la región, con 92,4 millones, 75,7 millones y 14,3 millones respectivamente.

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Los géneros más populares entre los jugadores latinoamericanos son los de acción, aventura, deportes y estrategia. Los dispositivos más utilizados son los smartphones, las consolas y las computadoras. Los modelos de negocio más rentables son el free-to-play (F2P), el pay-to-play (P2P) y el pay-to-win (P2W).

A pesar del crecimiento y la diversidad del mercado, los desarrolladores locales enfrentan una serie de obstáculos que dificultan su consolidación y expansión. Conseguir financiamiento para desarrollar un videojuego en Latinoamérica es una tarea desafiante, sobre todo en zonas donde la industria no está ni madura ni reconocida.

Los desarrolladores suelen depender de sus propios recursos, del crowdfunding o de programas de apoyo tanto públicos como privados que, muchas veces, son escasos o no cubren todas las necesidades. A esto se suma el reto de la formación. Si bien en la región existen cada vez más carreras y cursos sobre desarrollo de videojuegos, persiste una brecha entre la demanda de profesionales y la oferta de formación especializada.

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Además, muchos de estos desarrolladores no poseen habilidades esenciales como marketing, gestión o dominio del inglés. La visibilidad es otro obstáculo; llegar al público objetivo se vuelve un desafío monumental cuando se compite con innumerables títulos lanzados globalmente cada año. Los canales para distribuir y promocionar los videojuegos muchas veces son restringidos, costosos y se enfrentan a problemas como la piratería y la competencia desleal. Finalmente, la infraestructura, como el acceso y velocidad de internet, la calidad del hardware y los costos del software, son factores determinantes en el desarrollo y consumo de videojuegos en Latinoamérica.

A pesar de los retos mencionados, el desarrollo de videojuegos también ofrece una serie de oportunidades que pueden impulsar su crecimiento y reconocimiento, como lo establece Forbes.

Los desarrolladores latinoamericanos cuentan con la fortuna de poseer una vasta cultura e historia, lo cual se refleja en las creaciones únicas y diferenciadas que pueden ofrecer, captando así la atención tanto a nivel local como internacional. A su favor, también juega la creciente colaboración dentro de la comunidad, que se caracteriza por ser activa y solidaria.

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Este ambiente colaborativo facilita el intercambio de conocimientos y recursos, y se ve potenciado por eventos e iniciativas que impulsan el networking y la formación en el sector, como las game jams, festivales y conferencias. En cuanto a la adaptabilidad, los desarrolladores de la región han demostrado tener una alta capacidad para sintonizarse con las tendencias y demandas actuales del mercado, lo que les permite explorar oportunidades en segmentos emergentes, desde juegos educativos hasta experiencias en realidad virtual.

Además, en este panorama global, los latinoamericanos enfrentan la emocionante posibilidad de introducirse en un mercado de videojuegos que se espera alcance los 200.000 millones de dólares en 2023. Sin embargo, para hacerlo, es esencial que superen desafíos relacionados con barreras lingüísticas, culturales y legales, y que establezcan alianzas estratégicas con actores internacionales del sector.

Como hemos visto, el desarrollo de videojuegos en Latinoamérica es una industria con un gran potencial, pero con grandes desafíos que superar. De esta manera es que han comenzado a contribuir al crecimiento y al reconocimiento del sector en la región y en el mundo.