El cementerio del barrio CAP, conocido por generaciones como el «Campo Santo», atraviesa una preocupante situación de abandono pese a contar con respaldo legal para su conservación. La Ordenanza Municipal N°2947 establece el cumplimiento de la N°1887/04, que dispone la preservación de este sitio como patrimonio histórico local. Sin embargo, en la práctica, poco o nada se ha hecho para protegerlo.
En este espacio descansan los restos de los primeros pobladores de Río Grande, pioneros que protagonizaron los inicios de la ciudad y cuyas historias conforman parte fundamental de la identidad fueguina. Hoy, ese legado se encuentra descuidado: estructuras deterioradas, malezas que invaden las tumbas y una falta general de mantenimiento que reflejan una desidia institucional dolorosa.

El Campo Santo no solo es un cementerio antiguo. Es un símbolo de memoria colectiva, un lugar sagrado que debería recibir el respeto y cuidado que merece. No obstante, quienes lo visitan se encuentran con un escenario que poco honra la importancia del sitio. “Es muy triste ver cómo la historia de nuestra ciudad se desmorona con cada lápida rota y cada rincón olvidado”, manifestaron desde sectores vecinales.
La falta de acciones concretas y sostenidas por parte del Municipio genera un creciente malestar en la comunidad, que exige el cumplimiento de las ordenanzas vigentes y una política activa de preservación patrimonial. “No alcanza con reconocer la historia en papeles, hay que cuidarla en el territorio”, afirman los vecinos.
En un momento donde se habla de identidad y arraigo, el estado del cementerio del CAP expone una deuda pendiente con quienes construyeron los primeros capítulos de Río Grande. La memoria no puede quedar sepultada bajo el abandono.