Actividad física, una aliada para combatir la obesidad y el sobrepeso

En personas con kilos de más, aporta beneficios extra como la disminución de valores de colesterol en sangre y disminución de la grasa abdominal, lo que reduce el riesgo cardiovascular. Se debe elegir un programa personalizado.


Por Juan Tortellá

Existe abundante información científica observacional que demuestra la asociación positiva entre el nivel creciente de actividad física y las chances decrecientes de contraer patologías crónicas. Esto significa que, cuanto más tiempo de actividad física hacemos menos riesgo tenemos de enfermar. La obesidad es una de las dolencias crónicas asociadas al mayor riesgo cardiovascular y mortalidad y se la define como una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para la salud.

El manejo del sobrepeso y la obesidad consiste en una combinación de dieta alimenticia baja en calorías, ejercicio físico y cambios en las conductas en relación a la alimentación. Esto quiere decir que aunque el ejercicio, por sí solo, no ha demostrado científicamente resultados significativos en el descenso de peso, es parte integral del tratamiento cuando está asociado a una correcta alimentación baja en calorías, es clave a la hora de mantener la masa y el tono muscular durante el tratamiento de descenso de peso y es esencial para el mantenimiento del peso una vez logrado el objetivo.

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El ejercicio físico tiene, además, beneficios en las personas con sobrepeso y obesidad inclusive ante la ausencia de un descenso de peso significativo:

Mejora el control de las glucemias y la sensibilidad a la insulina, previene el desarrollo de la diabetes tipo 2.

El ejercicio aeróbico disminuye los valores de colesterol y grasas en sangre, disminuye el porcentaje de grasa corporal, aumenta la capacidad aeróbica y disminuye el riego de trombosis.

El hábito a largo plazo de la actividad física aeróbica tiene efectos beneficiosos sobre la presión arterial.

La actividad física aeróbica demostró una disminución preferente de la grasa abdominal, lo cual es importante dada la asociación de esta grasa con el riesgo cardiovascular

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Muchos estudios científicos mostraron una fuerte relación entre la actividad física habitual y la disminución tanto de la mortalidad como del riesgo de enfermedad cardiovascular.

La actividad física debe realizarse de 5 a 7 veces por semana con una duración de 30 o más minutos por sesión para prevenir el aumento de peso y mejorar los parámetros de salud. Ahora, si lo que queremos es lograr un descenso de peso, es necesario asociar al ejercicio un plan alimenticio bajo en calorías. Muchos trabajos científicos avalan el uso de tratamientos cuyo objetivo es lograr la cetogénesis del paciente mediante la restricción en la ingesta de los hidratos de carbono y el aporte de proteína de alto valor biológico, logrando así que el descenso de peso sea a expensas de quemar grasa y no debido a la pérdida de masa muscular.

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Estos tiempos de entrenamiento. son variables y es posible que algunas personas (en especial a mayor edad y/o con metabolismos «lentos») necesiten realizar 60 minutos o más de actividad física diaria para lograr resultados .

En cuanto al tipo de actividad física la recomendación es crear un programa personalizado acorde a sexo, edad y antecedentes de salud que incluya tanto actividad aeróbica (caminar, trotar, andar en bicicleta, etc) como actividad con resistencia (musculación, pilates, calistenia, etc). Siempre es recomendable consultar con un profesional médico a la hora de comenzar a hacer actividad física.

*El Doctor Juan J. Tortellá se dedica a Medicina familiar y es especialista del Método PronoKal. Matrícula Nacional Nº 105941